El viajero del tiempo, por más que regresaba al pasado y
hablaba frente a frente con el que una vez había sido confesándole sus errores
y la manera de subsanarlos, por más que le decía cuál era el tiempo y el lugar exacto
donde pasaría el tren que llevaba camino del éxito, por más que eso le
asegurara el amor y el dinero que siempre le fueron esquivos, por más que se
viera subir en él por la puerta de atrás veinte años más joven y por más que
así renunciara a sus desdichas y abrazara casi el presente de un pasado mejor,
no lograba quitarse de encima, ni por asomo, esa sucia sensación de fracaso.
Cambiar el pasado te hará menos sabio, pues muchos de los errores que has cometido son los que te han enseñado a vivir, a afrontar la vida y sobre todo, a aprender.
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