miércoles, 18 de mayo de 2011
Hoy puede ser un buen día.
Muchas veces pienso en que debería parar todo esto. Lo de que trabajar ocupe tanto mi vida que no se reconozca si soy yo el que está debajo de ese robot que tiene óxido en la cuenca de sus ojos. Pagaría por tener valor un día y decir "basta". Yo solo quiero ser como Hemmingway en la última de Allen, ver el mundo desde una esquina y con una copa en la mano, analizar la realidad y escribir. Siempre escribir. Y entre escrito y escrito, no me importaria enamorarme y desenamorarme. Y así tener material para volver a escribir. ¿Para qué entonces una casa, una cuenta corriente, un dinero para que alguien herede? Quizás sea egoísta, pero cambiaría todo ese legado, un brindis incierto, por vivir la vida a mi manera. Pero resulta que mi manera también es cobarde, y así estoy, dando vueltas entre el idealismo y la cruda realidad.
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Pero... ¿no quedamos en que esto era una inversión de futuro para -algún día- llegar a vivir de las palabras?
ResponderEliminarYo te animo broda, son días duros, de enorme curro, pero puede que algún día montes tus tallercitos literarios.. entonces serás como Hemmingway.. un cálido abrazo