Al perder el llavero, el ama de llaves, excitada, comprendió que por fin iba a vivir como todo el mundo. Abriendo o cerrando puertas sin retornos, sin saber cuándo iba a ser la última vez que pasaba por cada una de ellas.
Y por fin se sintió liberada de ese pesado trabajo que la obligaba a abrir la puerta adecuada.
Y por fin se sintió liberada de ese pesado trabajo que la obligaba a abrir la puerta adecuada.
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