Capitán, deje ya el barco por favor, se lo repito, sabe por dónde hacerlo en caso de emergencia, no dude y bájese, no tiene obligación de seguir, se lo aseguro, no hay nadie allí dentro, está visto y comprobado, las barcas han ido rescatando a todos los pasajeros y ya están sanos y salvos en algún lugar del puerto, el personal del barco, los operarios, todos, se han ido hace tiempo, déjelo hundirse y véngase hombre, ya tendrá otro barco tarde o temprano, no es más que hierro y acero y unas cuantas placas de aluminio y unos tornillos si me apura, Capitán, váyase, se lo repito, es una orden, lo más importante está ahí afuera, siempre ha sido así, la vida le espera encantada; su mujer, sus hijos…
Pero nada sonaba, ni un mísero ruido, al otro lado de la radio.
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