sábado, 21 de diciembre de 2013

Zelda en la celda (colaboración en Obtiuario #9)



Veo un futuro en regresivo. En él, tú estás tan muerto como ahora (tu cuerpo es polvo y yace junto a mí, ya te dije que lo nuestro sería eterno) pero vives en la gente, y ellos no sólo te leen, te estudian y te adoran y se inventan mil historias sobre ti. Historias que se darán por buenas porque la realidad y la ficción serán la misma cosa. Te pasaste la vida intentando explicarte los porqués y resulta que se lo habrás explicado a los demás. Así eran, dirán, todos los que eran como tú.

Ese lugar donde ya no estás es un mundo de locos. En él, el hombre vive al compás de las máquinas. No lo podrías creer, por eso ha sido mejor que hayas muerto joven. Ni un café podrás tomar si la vigilancia de uno de esos seres que no existen. Olvídate de la escritura que conociste, es pasto del recuerdo.

Y los aviones. Será la época de los aviones que incendian las torres de un progreso infame, será la época del gobierno del miedo, del desvío hacia ninguna parte, de la epidemia del absurdo, del fin de todo lo que entendimos por libertad. Lo veo y no lo puedo creer pero sé que es verdad, y por más que aviso nadie me presta atención. Esta realidad abstrusa me está matando pero me acerca a ti y lo celebro. Por eso ansío una pequeña catástrofe antes del infierno final, un incendio privado que le ponga fin a todo esto. Nuestra vida ha sido una verdad premonitoria.