jueves, 16 de octubre de 2014

Nuevos cuentos de terror

Igual que se educa en la diversión, lo lúdico, el entretenimiento y el ocio, el gobierno comprendió que había que educar en el terror, que se debía saber quiénes y qué cosas eran aliados del horror. Así, en el colegio, los pequeños comenzaron a escuchar los cuentos en Educación para la ciudadanía y volvían sollozando a casa. Y es que ahí estaban, el loco del martillo, el hombre de la máscara de payaso, el médico desobediente, la mujer vengativa y muchos temibles personajes más, dispuestos a aterrorizarlos, sustituyendo a los clásicos, redefiniendo el ya anticuado concepto del miedo.  

jueves, 28 de agosto de 2014

La Guasa de la Memoria



¿Qué es La Guasa de la Memoria?


Es un proyecto cultural que reúne en un mismo espacio expresiones del arte andaluz contemporáneo. Ensayo, relato, poesía, fotografía, ilustración, periodismo y cómic de la mano de 16 artistas andaluces. La Guasa de la memoria reivindica la identidad andaluza a lo largo de su historia. La Guasa de la Memoria es una idea original de Javier López Menacho en la que han participado:

Rosario Izquierdo - Sonia Márpez - Gabriel Noguera - Felipe Sérvulo - Alejandro López Andrada - Manuel Ladrón de Guevara - Daniel López García - Rafa Caballero - Leticia Guitarte - Tono Cano - M.A. Blanco - Nuria Rubio - Alejandro López - Ana Silva - Fresús - Javier López Menacho


La Guasa de la Memoria es un proyecto realizado para ser difundido y disfrutado. Ayúdanos y compártelo en tu blog y en las redes sociales. Link en Issuu. Además, puedes solicitarnos una copia física escribiendo al email elclub@elclubdelosimposibles.es Este fanzine ha tenido unos gastos de edición, imprenta y distribución.

Si quieres colaborar con la causa para que siga difundiéndose, puedes donar un máximo de cinco euros a través de este enlace de Paypal. Todo lo recaudado será invertido en copias que se distribuirán gratuitamente.


 

jueves, 24 de julio de 2014

Un suspiro de mí

a Luis Cernuda

Luis Cernuda

Será porque en mi niñez sigo enrabiado de pena, mi condena es veros vivir lo poco que queda de mí en el patio de vuestra infancia. Os veo correr una cortina de esperanza sobre mi alma baldía. Os veo beberos mis días presos de una eterna sed.

He vivido entre dos guerras: la que nunca me dejó ser y la que siempre alejó mis ilusiones. Los brazos que no abracé nunca, los ojos que no mentí, el credo que se volvió salmo. ¿No son suficientes para colmar este prestado desconsuelo?

Ahora me preocupa el jersey, la bolsa que enfunda el bocadillo y que los críos vivan sin frío los avatares de la mañana. Me visto y no sé pa quién, me fumo en pipa la maleza de un mundo áspero, me reza y no respondo al hondo conjuro del futuro y me empalmo con una vida concatenada al tormento, ignorando la bocina de las noches.

En el caso de mi patria he fracasado, en el aspecto de mi espectro soy un mártir, en el fado soy tan frágil que he llorado tu maldita ausencia.

Allá, allá lejos, donde habita el olvido, queda un suspiro de mí.

miércoles, 25 de junio de 2014

Wallada triste

Wallada triste-eclipse lunar Foto de Carlos Y.
Foto de Carlos Y.

A Wallada Bint Al-Mustakfi
Córdoba, 994-1091

Mi medio poema sigue esperando su infinito* mientras, esclava de tus versos, agoto la fuerza de remar desde el otro lado. Esta maldita costumbre de ser siempre dos obliga a vivir bailando con una promesa rota. Lo confieso, me sorbe el espíritu.

Y en el antifaz de tu mirada ya no queda un atisbo de mí. Tú, mi salvación y mi condena. Te busco en esta Córdoba que se pisa el horizonte y te encuentro acompañado de quien cosía mis guirnaldas. Hay algo perverso en la traición que choca con las paredes de la libertad. Mi plan es ser tu eclipse hasta que las lunas dejen de entrometerse entre los dos.

He formado tantas mujeres en el arte de amar y en la caligrafía de la resistencia, que ahora se resisten a vivir bajo el dictado de lo ajeno. Se han apropiado del coraje prestado y es señal que van por buen camino. Como profesora estoy orgullosa, como cómplice, siento la daga alcanzando mi vértebra de la venganza. Hablar de la libertad es cargar sus contradicciones y ahora me toca pagarlo.

Escribir es garabatear los susurros del alma. 

* En la Córdoba Andalusí los poetas completaban los poemas de otros poetas en sus reuniones.

martes, 3 de junio de 2014

Insecto, en Obituario Magazine 15, dedicado a Kafka


He vuelto a participar en mi Fanzine de cabecera, Obituario Magazine. Esta vez va sobre Franz Kafka. El Fanzine está coordinado y editado por Gabriel Noguera y Sonia Marpez.






INSECTO

Una vez el ciudadano se despertó, una mañana después de un lustro tumultuoso, y desayunando tranquilo antes de volver otra maldita vez al trabajo,  puso el televisor y vio cómo el presidente de la nación hablaba a su vez a través de un televisor de plasma y apoyándose sobre el atril desde donde se dirigía al pueblo, con el mismo atuendo de siempre pero con seis patas repugnantes sosteniendo unos folios de manera dificultosa, intentaba leer emitiendo un chirrido ininteligible propio del insecto en el que se había convertido.

En la pantalla, reconocido por fin como el animal más despreciable del globo, con su capacidad para esconderse y aparecer por sorpresa, la mirada titubeante de sus dos ojos compuestos y tres ojos simples, su apestoso líquido abdominal con el que se defendía y un cerebro gelatinoso, parecía desvelar, a través de sus alas inquietas, el deseo de volar de inmediato hacia un lugar más sucio, un espacio donde arrastrarse tranquilamente por el suelo hasta reunirse con los suyos, una cómoda cochambre desde donde poder infectarlo todo.
 




jueves, 15 de mayo de 2014

El patio de la leyenda

Flamenco-Paquera-Menacho. Foto de Swamibu
Foto de Swamibu
A la Paquera de Jerez
Los niños, con ojos de dibujitos animados, serios, callados por una santa vez, se agolpan solemnes a mi alrededor, como si la proximidad les alejara del miedo,buscando la certeza en mi mirada y aceptando que las leyendas son sólo una forma de aprender la verdad que el pasado confesó.
Entre los macetones del patio, las cerámicas, la enredadera y el botijo buscan el rastro de un fantasma que, digo, está aquí para protegernos y empujarnos hacia el sendero que la vida nos reserva. Ella nos envuelve con su mantón de lunares, como un duende disfrazado de mujer, les susurro, y ellos casi sienten su aliento en el cogote.
Cuando brote vuestra magia, ya queráis ser artistas o vendedores o aventureros que salen a descubrir las maravillas del mundo, os apoyará con un halo de pureza. Muchos dicen que han podido verla pero siempre han estado solos. Y es que ella no se ve, sólo se siente, y por eso todos tenemos algo de su fuerza y su tronío, algo que nos hace avanzar cuando ya creemos que nada vale nada.
Si sientes que un pie se te rebela, es ella, si te persigue el rastro flamenco y te da por reír y bailar como si el mañana pudiera elegirse, es que ya la tienes dentro. Tendréis un cuerpo a voluntad y por fin os sentiréis libres, niños, qué nos habrá hecho La Paquera, la bruja del cante, que nos ha hechizado a todos.


Contexto original - Secretolivo. 

miércoles, 30 de abril de 2014

Bubbles

Cruzo de acera casi sin mirar, con la esperanza de encontrarme al mendigo librero y su carrito de libros, “mi amigo”, como le bauticé ayer conversando con mi compañero de trabajo. Hoy regreso a casa solo. En la vida real el espacio de ayer estaría vacío y el mendigo en otra esquina de esta Barcelona inmensa, cada vez más decorada de pobreza y repleta de tristeza. Si por el contrario, esto fuera una novela, me lo encontraría y sería el principio de una historia. Pero por primera vez, realidad y novela, novela y realidad, se confunden.

Lo encuentro otra vez sentado, con la mirada perdida y con el perro postrado a su vera. Me dirijo a los libros, como si tuviera especial interés en ellos. Le saludo. Él corresponde pero sigue con su mirada perdida y acariciando con una mano al perro, que si no está dormido, poco le falta. Contrastan ambos con la velocidad atosigante que presenta la Travessera a esta hora de la tarde. Acaban de salir los niños del cole y se atropellan con la primera hornada de trabajadores, y además en El Cien Montaditos está de oferta, dos montaditos por el precio de uno. La gente hace cola por un montadito pero estos libros se mueren de pena. Al final, se forma un cogollo donde todos quieren ser los primeros en ocuparse en otra cosa, mientras se olvidan de vivir.

Tanto ajetreo no me deja disfrutar de mi conversación, pausada, a otro ritmo. El mendigo sonríe, y ya no me parece la cultura personalizada como ayer ni su recuerdo es brillante e impoluto. Ahora es un mendigo más y me recuerda a un mendigo (recuerda muchísimo a Bubbles, de The Wire), y está sucio, y lleva la ropa deshilachada y apenas tiene dientes salvo dos poderosas paletas y me mira sin reconocer que fui la misma persona que compró ayer a la misma hora y me avisa, de nuevo, de lo que valen sus libros: “La voluntad”.
Mi voluntad es que vivas mejor y que pueda ayudarte, quiero decirle, pero le digo, ya, ya, y sigo mirando libros, pero sin mirarlos. ¿Cómo te va aquí?, pregunto, y al segundo comprendo lo idiota que es preguntarle cómo le van las cosas a alguien que está en la calle, cambiando la voluntad por libros. Bien, va muy bien, contesta.



Pues tienes buenos libros, digo. Él sonríe. Los que tira la gente, ni más ni menos.
Miro el pañuelo y no hay ninguna moneda que supere los cincuenta céntimos de euro. Me pregunto si las personas son tan avariciosas que no son capaces de dar más de un euro por un libro, si lo que pasa es que no vende libros o si Bubbles tiene un plan de marketing. Ya se sabe, fingir pobreza para conseguir más plata.
Entonces sucede algo inesperado: Ha renovado el catálogo y tiene un libro que me interesa especialmente: La jungla polaca, de Ryzard Kapuscinski. Habíamos analizado la obra del autor hace pocos meses en las clases de Jordi Carrión en la UPF. Otro gran cronista de nuestro tiempo. Ayer Tom Wolfe, hoy Kapuscinski. La selección de Bubbles tiene un enorme valor literario.

Una vez más, me pilla sin dinero. Quiero decir, sin un dinero significativo, sin veinte o cuarenta euros. Acostumbro a llevar poco, quizás porque siempre he tenido poco. En estos momentos siempre recuerdo a una exnovia que me abroncaba porque nunca llevaba dinero encima. Con el tiempo, poco o nada he aprendido. El caso es que sacudo mis bolsillos y alcanzo a juntar cinco euros con cuarenta céntimos. Y decido que es lo que vale el libro, una edición de bolsillo de Anagrama en buen estado.

Intento seguir hablando con Bubbles pero no me presta atención. Está parco en palabras, como si vagabundeara en otro sitio, descuidando el negocio. No le culpo, la Travessera es un lugar agresivo del que vale la pena huir, incluso de manera figurada. Y yo sigo bloqueado, como cada vez que nos encontramos, aunque lo quiero es que su vida sea como una novela de Auster y este sea el momento más bajo y a partir de aquí suba y suba hasta completar el viaje iniciático que le conduzca a la felicidad.

Le doy las gracias, deposito mi voluntad y me voy. Me pregunto si lo volveré a ver. Mañana hay un largo puente y temo que haya sido la última vez que lo vea. Me digo que la próxima vez estaré preparado, aunque no sé para qué. Lo recordaré, pase lo que pase, como mi camello de crónica literaria. Hay muchas personas han pasado por mi vida con menor repercusión.

En el autobús leo la primera crónica de Kapuscinski. Ejercicios de la memoria habla de cómo R.K. vivió la guerra cuando era pequeño y aún no sabía lo que era una bomba y de lo que supone sobrevivir a ella. Un relato espeluznante. En un momento del libro, dice que los que han sobrevivido es como si les creciera una joroba en el pensamiento que, como un doloroso tumor, ni el más eminente de los cirujanos es capaz de extirpar. Me pregunto cuál es la joroba de Bubbles, de qué está hecha y por qué ha acabado en la Travessera de la vergonya, me pregunto si mis cinco euros le aliviarán algo sus guerras, y si vive feliz libre o si pasa los días con la mirada perdida en el ayer, como le encontrado hoy.  



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Lo que escribí la primera vez que le vi. 

martes, 29 de abril de 2014

Primer encuentro con Bubbles

Hoy volvía del trabajo por Travessera de Gracia con Wan Casamitjana Fernández y vi una nueva modalidad de mendigo, uno que cambiaba libros por "la voluntad". Me acerqué y tenía como 20 libros de segunda mano, todos de eso que denominan "alta cultura". Literatura norteamericana editada en anagrama, ediciones en catalán, clásicos españoles y... un ejemplar maravilloso de Tom Wolfe. Los años del desmadre: crónicas de los 70.

Le pregunté que cuánto era, y con una mirada llena de bondad, me dijo que lo que yo quisiera. No llevaba dinero, así que Wan me dio una moneda de dos euros y eso es lo que me ha "costado" el libro. Me he llevado toda la tarde con mala conciencia, pensando que fui un pésimo cliente. Y que quizás ese hombre no era un mendigo sino la cultura entera -que da mucho y pide poco-, toda ella personificada, y yo al revés, una fidedigna representación de todo lo que la está matando.





jueves, 24 de abril de 2014

La mirada de Daoiz


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Leopoldo Troncoso
Leopoldo Troncoso
Luis Daoiz
Luis Daoiz

















A  Jesús de la Rosa

Te miro desde aquí arriba, bajo la lluvia de gaviotas y la matinal helada, el lugar donde me he hecho eterno.
Te veo envuelto en la batalla de los días, en el laberinto de no perderte más y más, en la tarea de abaratar la vida hasta la forma más sencilla de las existencias. Dormir en un camastro de cartón y perder la fe en el fondo de un vaso.
Cada uno vive con sus triunfos y derrotas cabalgándole a la espalda. No sé en qué momento sufriste este fracaso que te arrastrará hasta el fin. En tu ombligo se ve el vacío de quien no recibe su parte del trato y has intentado compensarlo rociándolo en alcohol (cómo si no depurarte, quemar eso que te hierve por dentro).
Has vivido y resucitado ya tres veces y, quién lo diría, solo aquí has encontrado la calma. La miseria es un buen lugar desde el que recomponerse. Quizás te ha tocado el tiempo inoportuno, la historia de un pueblo que no se dejó sentir.
Te veo caminar por el parque como un paisaje más, encorvado y bienintencionado, entregado al acto sencillo, haciendo mandados para quien te presta su atención sincera. Ojalá fuera la vida de una certeza infalible. Dicen que sin ti el barrio sería menos libre y perdería un trozo de su alma, que tus ojos conquistan cada cual que se cruza en tu camino, que sin embargo, andas escondiéndote entre sombras como quien no quiere ser protagonista.
Leopoldo, camarada, yo viví los males de la guerra y tú vives la guerra de morir en paz. Si no es ahora, ¿cuándo, si no, te vas a perdonar?




viernes, 11 de abril de 2014

Mátese xh-5

A Miguel Brieva
Y ahora mátese, de Miguel Brieva
Ilustración de Miguel Brieva

Por fin, el fin. Llevo demasiado tiempo viviendo entre la vida y la muerte. Llevo demasiado tiempo viviendo. Llevo demasiado tiempo. Llevo demasiado. Demasiado.
La televisión viene a devolvernos la dignidad. O mejor, a vendernos lo que era nuestro. Ya era hora después de habernos quitado tanto. Es tan real como el miedo de los días, una empresa que te acerca a los títulos de crédito.

Dicen que el servicio está de muerte, que es un método sencillo, que te duermes y parece que estuvieras en la barriga de tu madre, que cuando te das cuenta, ya no estás. Me pregunto quién tiene la potestad de hablar de algo así. ¿Acaso alguien se recuerda buceando donde nace todo? Durante el embarazo desarrollas tu personalidad futura, tu relación con el mundo. Algo fue fatal cuando mi madre se embarazó, pero no logro recordarlo.

Me tomo los días como un suplicio pasajero. Cada día, un nuevo suplicio, y así. Me sobra la desgana y me falta valor.

Por eso adquirí este producto y compré mi muerte. Está bien para estos tiempos del libre mercado. “Entrega en 24 horas”. Me quedan doce horas entre sombras. Así me he pasado la vida, esperando cosas que luego no ocurrían. Aunque esta vez sucederá y reinará el silencio.
Estoy exhausto de tanto ruido.

Mato por ese alucinógeno. Es una pena que no haya clientes que puedan certificar su calidad. Aunque su efectividad es indudable. Todo el que lo prueba, no vuelve. Por eso no necesita garantía. Según sus creadores es como si entraras en otro tiempo, un espacio donde la infancia es tierna, la adolescencia una promesa y la adultez no es un embuste de los de verdad.

Estoy deseando dejar esta mochila pesada, acabar con esta sequía de vida.  

sábado, 5 de abril de 2014

Ángel coraje

A Javier Ruibal
Fotografía de José Miguel Muñoz. Juan Holgado (dcha) junto a Sánchez en el Xerez B
Fotografía de José Miguel Muñoz. Juan Holgado (dcha) junto a Sánchez en el Xerez B


Son ya veinte años en el mismo infierno Juan, qué te voy a contar, veinte años ya que las noches me descosen el alma. Soy un guiñapo de frustraciones que se arrastra por una tierra baldía. Nada aquí ha ido a mejor, no creas. La prosperidad fue el invento de un sabio rico. Y no hemos sabido verlo Juan, no hemos sabido verlo.

Yo sólo te veo a ti aunque no estés, a tu dichoso fantasma, te veo en los chavales que cogen a sus novias de la mano, en los que sacan a pasear al perro, en los que juegan con los móviles y en los que sueñan que conquistan el porvenir.

Ahora serías como era yo cuando te fuiste. Siento aún tu presencia de la última vez que nos vimos, qué fuerza rociaba cualquier habitación, cómo nos emborrachaste de orgullo. A veces fantaseo con que hablamos sentados en el banco de un parque. El que tú serías ahora y el que yo fui entonces, los dos con la misma edad.

Te diría que lo hice por los dos y por tu madre. Por todos los que nos hemos dejado la vida en esa gasolinera. Por todos me he vuelto la sombra de la oscuridad. Por todos he suplantado al demonio y no lo he dejado volver. Por todos he vivido como viven los muertos, por todos he viciado mi aire y enfangado mis pies y por todos abandoné una parte de mí mismo. Todos han dicho que tengo coraje pero solo era un hombre que había perdido el miedo.

Ha sido así hasta que me ha rescatado el amor. El amor tarda en llegar a los que nos olvidamos de amar. A veces pienso que si ha venido es porque nunca me abandonaste y me salvaguardas como un ángel, porque de alguna manera desde donde estás has estado velando por mí, librándome de esta orfandad del revés, rescatándome de la locura.

(Justicia para Juan Holgado)


Contexto original - Secretolivo. 

domingo, 30 de marzo de 2014

Lágrimas azules

A Pablo Picasso

Es la primera vez que me suicido por amor, no te pongas así. De la pobreza al más allá solo hay un paso en falso. No he sido yo sino mi cuerpo siguiendo el dictado del alma. Renuncié a la calma arrastrándome a los pies de mi Germaine y ni la morfina ha parado esta infección ventricular. La he intentado llevar conmigo pero incluso en la muerte me ha dado esquinazo. ¿Y qué quieres que te diga? Soy el mártir de su mirada, el recluso de su abuso, el balazo que apunta al fantasma de la razón.

Me han contado que te has vuelto azul, que has conocido al Greco y ahora lloras lágrimas de pintura, que sudan tus manos el dolor de la gente, que al otro lado del río pecas de obsesión bebido del hambre, enredado en tus cuadros hasta el fin de la eternidad. Me pregunto cuánta verdad nos va a dejar tu trazo y si se cumplirá nuestro pacto de libertades. Tú viviendo del arte, yo muerto del dolor.



 Para entenderlo todo.
Basado en El entierro de Casagemas, de Picasso.
Originalmente en Secretolivo. 

picasso

lunes, 17 de marzo de 2014

La pasionaria

A Joaquín Sabina

La pasionaria, relato de Javier López Menacho inspirado en Joaquín Sabina. Foto de Matt/Drift Words
Foto de Matt/Drift Words

El fin de los días me sorprendió el jueves de una semana cualquiera. Andaba buscando una copa que me devolviera una digna versión de mí mismo. Tú llorabas detrás de la ola del último mar que llevabas dentro. La primavera se vencía entre tus piernas y yo en la casa donde el empeño se empeña.  En el bar, un guiño del traficante de almas, una carta en la solapa del destino, un desatino de la bruja del dolor, y las mentiras supieron a verdades.

Me entregué al azar del Martin Miller, viviendo el thriller de tus primeros besos y sintiéndome preso de eso que se confunde con amor. Entre el recodo de la soledad y el lógico tráfico de perseguir tus labios, encontré el caracol de tu sonrisa.

Me subasté por menos de nada entregado al blanco perfume de la noche. Del ebrio reproche de la ausencia, del estruendo tus caderas, de la frontera de Jerez hasta más allá del mar, creí sentir un final de cuento. Cuando sucumbí al elixir de Morfeo enfriaste los pasillos dejando resuelto el siniestro de las canciones.

A la mañana no estabas y lo vi todo oscuro.



miércoles, 12 de marzo de 2014

Colaboración en MacGuffins #1


Gabriel Noguera y Sonia Márpez me reclutaron hace unos meses para formar parte de un precioso proyecto dentro del MAF (Málaga de festival). 140 actividades culturales en Málaga con el cine como argumento. Han creado un fanzine tanto digital como en papel, McGuffins, híbrido entre relato, poesía, ilustración, dibujo y collage.

Aquí os lo dejo para que podáis leerlo. Mi relato se llama "El viaje a ninguna parte" y lo ilustra Jose Luís Valverde. Está entre la página 25 y la 28. Espero que os guste.


lunes, 10 de marzo de 2014

024-C


A Carlos Cano

Currelante Carlos Cano. Foto de Elfer
Foto de Elfer

Escucha.

Me he levantado con un humor de perros. Como sabes, la poesía no da de comer y todo lo demás tampoco. Llevo tiempo convertido en aquello que odio, pero en esta tierra sobrevivir es traicionarse. Sí, hay días que van barruntando su drama y hoy ha sido uno de ellos.

No te distraigas, atiende.

Ha sido verte y augurar la enésima estocada. La belleza es un anticipo del mal, seguro que lo has sufrido en tus carnes. Que no he cotizado, has dicho, que no consta el tiempo que digo (¿de veras?), que no he sido técnico sino operador, que deberían haberme avisado con el número de horas (el mal nunca avisa, querida), que existen sindicatos que pueden auxiliarme (en el infierno nadie auxilia), que no has podido hacer nada. Señor, ¿lo comprende, no? Has repetido, ¿comprende que no puedo hacer nada?

Mírame.

Yo tampoco, no me quedan sombras que devorar y por eso he de señalar a alguien. Qué pena que seas tú a la que le ha tocado esta cruz. El destino juega con cartas marcadas y ojalá pudiera volverme a traicionar pero lo cierto es que estoy cansado. Ahora vas a rectificar y me vas a pedir disculpas, pues todo ha sido un error informático. Vas a introducir en ese ordenador las horas que he trabajado y luego me darás un papel que indique lo que me corresponde. No te preocupes, lo usaré sólo para seguir sobreviviendo. Harás eso y luego olvidarás mi nombre y yo a cambio nunca olvidaré tus ojos. Será tal cual porque si no es así te mataré. Lo haré de forma rápida, no temas, intentaré hacerte el menor daño posible. Si sale mal, no me importa morir acribillado o escribir poemas desde la cárcel. Podría contar la historia de lo nuestro, lo que pudo ser y no fue, podría escribirle al tiempo y desmontar cada una de sus promesas o a la eternidad y decirle que le voy comiendo terreno, que desde hoy tengo algo que contar y ya nunca más me va a ganar a este juego.

miércoles, 5 de marzo de 2014

La niña de la palmera

A Migue Benítez
La niña de la palmera. Relato de Javier López Menacho inspirado en Migue Benítez. Foto de Dando una vuelta
Foto de Dando una vuelta

¿A esta edad todo se perdona, verdad Niña de la Palmera? Hasta que mi mejor amigo te robe las lunas cuando yo esperaba la noche en tu puerta.

El Migue me ha dicho que le das igual, que eres una repetición, otra que viene a negociarnos el camino, que ahora es tiempo de estar con los colegas, correr con la Jog Erre, fumarse cuatro petas y hacer lo que nos venga en gana. Pero los poetas no saben mentir.

Su mirada trepa hasta tu palmera del Retiro, entregando su pudor cuando tu boca fuma cigarros que saben a libertad. Se le nota el nervio arder cuando lees poniendo tu mundo ahí dentro, ¿qué habrá más grande que la vida que secuestra tu atención?

El Migue quiere ser verso en tus pupilas pero nunca lo va a reconocer. Quiere ser océano y se siente mar. Por eso canta estos días con la garganta quebrada, como si llevara el alma colgando en la cadena y estuviera rompiéndole el pecho. El ladrido que canta hace temblar las ventanas, raya los coches, desconcierta a los caballos y asusta a los niños que no entienden de una emoción tan grande. En ese idioma suyo indescifrable, te está ofreciendo su amor. Disfruta siendo un maldito, herido por un deseo que en secreto le viene de vuelta.

Lo sé porque he visto tus ojos regresar del lugar donde nunca estuvieron. Lo miras cuando él no está, como la ausencia ante el espejo. Él se cree ausente pero siempre ha estado ahí. Y yo callo mientras la vida misma se derriba barreras, abriendo la boca sólo para ponerle coros a este juego de miradas.


viernes, 28 de febrero de 2014

El de la guitarra

A Paco de Lucía
El de la guitarra. Un relato de Javier López Menacho inspirado en Paco de Lucía. Foto de Surizar

Ha llegado un hombre a cambiarnos el tinglao. El chupao ese del pelo largo y la mirada imposible sabe el secreto que nunca nos quisiste contar. Lo sé, lo veo en sus ojos. Sale del trozo de madera que lleva pegado al brazo, como un lazo que te sujeta el alma. Dime tú cómo vas a parar a la gente cuando se siente a tocar las seis cuerdas de la verdad.

Ya te avisé, cuidado que no está sólo. Que ya nos la lió el gitano ese de la voz quebrá, el que no se entera ni en el cielo que está en lo más alto, y verás cuando se junten los dos a recrear un imposible. Van a abrir hasta el corazón más negro, se va a volcar el mundo y nos vamos a ir pabajo a pasar calor. Te aviso papá, prepara tus manos y aplaude, no te vas a arrepentir.


Contexto original - Secretolivo.

martes, 25 de febrero de 2014

El poeta fantasma

A Antonio Machado

El Poeta Fantasma, de Javier López Menacho, inspirado en un poema de Antonio Machado. Foto de byronv2
Foto de byronv2

¿Cómo decirle que sólo la noche lo vuelve un fantasma? ¿Cómo darle la alarma a quien de día es como yo? Ellos acostumbran a serlo o no y a saber el motivo de su penitencia eterna, y él se salta las reglas por esta duda del destino. Ahora viene disfrazado de otro tiempo y, alzando su sombrero de copa, llena de llanto la noche por amores que ya no existen y personas que secuestró el más allá. Se pregunta por qué la vida le ha dado tanto sufrir cuando se lo está dando la muerte. Cruza las paredes como si tal cosa, habla y levita en monólogos, evita la terrible verdad del espejo y nos mira al resto cómo si no entendiésemos nada.

Por las mañanas sin embargo es igual que otro, discreto, pausado y humano. Su carne se puede tocar, sus ojos son ojos de veras. Nos habla con calma y sus inquietudes parecen el eco de las calles. Creemos que por fin lo tenemos, que hemos vencido este pulso incomprensible y lo recuperamos para la batalla de los días, pero al regreso de la noche, cada vez más decrépito y osado, nos canta las cuarenta y su esencia parece ebria de sentir. En ese lamento espectral encuentra la felicidad. El alma de poeta se orienta en el misterio.



Inspirado en este poema:
¡Oh, dime, noche amiga, amada vieja,
que me traes el retablo de mis sueños
siempre desierto y desolado, y solo
con mi fantasma dentro,
mi pobre sombra triste
sobre la estepa y bajo el sol de fuego,
o soñando amarguras
en las voces de todos los misterios,
dime, si sabes, vieja amada, dime
si son mías las lágrimas que vierto.
Me respondió la noche:
—Jamás me revelaste tu secreto.
Yo nunca supe, amado,
sí eras tú ese fantasma de tu sueño,
ni averigüé si era su voz la tuya
o era la voz de un histrión grotesco.
Dije a la noche: —Amada mentirosa,
tú sabes mi secreto;
tú has visto la honda gruta
donde fabrica su cristal mi sueño,
y sabes que mis lágrimas son. mías,
y sabes mi dolor, mi dolor viejo.
—¡Oh! Yo no sé—dijo la noche—, amado,
yo no sé tu secreto,
aunque he visto vagar ese que dices
desolado fantasma por tu sueño.
Yo me asomo a las almas cuando lloran
y escucho su hondo rezo,
humilde y solitario,
ese que llamas el salmo verdadero;
pero en las hondas bóvedas del alma
no sé si el llanto es una voz o un eco.
Para escuchar tu queja de tus labios
yo te busqué en tu sueño,
y allí te vi vagando en un borroso
laberinto de espejos.

Contexto original - El Secreto del Olivo.

miércoles, 19 de febrero de 2014

¿Quién coño se ha creído?

¿Quien coño se ha creido? Carnaval
Foto de guatman

A Antonio Martínez Ares

Once años va a hacer desde que secuestró febrero y, lo confieso, no lo llevo nada bien. Pero no se puede vencer a quien no presenta batalla. La peor derrota la infringe la ausencia. Cuenta que se mató a sí mismo pero nos está matando a todos. No sé cuándo se va a quitar la venda esta ciudad, sospecho que esta herida de muerte nunca va a cicatrizar.

Una tortura cada once meses, maldito baile de máscaras, de gente hipnotizada cantándole a un pasado más presente que nunca. Se ha apropiado de la fiesta desde el recuerdo, con esa sonrisilla impúdica, colmando la Tacita de sus obsesiones. La ha llenado de maricones y putas, de barrios llenos de droga, de niñas violadas y mujeres molidas a palos. Los de fuera creen que mi ciudad es así. Y mientras, él se ha atrincherado en la memoria como víctima un milagro que ni siquiera se digna a ver. Se fue el brujo de los vientos por la calle de la mar, cogiendo el tren más miserable que veremos en mucho tiempo.

Y su herencia envenenada me ha caído encima: la gente volviéndose al palco a gritarme que su ciudad no es mi ciudad y sí la suya, que su sangre no es mi sangre, que mi pelo dorado es del color del dinero, que a ver si me marcho después de una eternidad y media. La gratitud es la puta de la memoria popular.

lunes, 10 de febrero de 2014

Por si apareces

los planetas-por si apareces-bar
Foto de Gwen Harlow

a Jota

Sucedió donde siempre. Estábamos drogados, como casi siempre, sumergidos en una espiral de autodestrucción a la que decidimos llamar vida. Estos se quedaron en la barra y yo fui a meterme otra raya. Llevaba tres o cuatro millones aquella semana. Por aquel entonces mi nariz era una autopista por la que circulaba todo lo que me llevara de viaje. Bajé a la pila, aspiré y al incorporarme vi a toda esa gente a través del espejo. Mi mano traspasó el cristal como si fuera papel. Sentí el aliento de la marabunta y cómo un sonido envolvente se apoderaba de mí. Los veía desde el lugar más alto cantando al unísono y envueltos en una melodía luminosa. La letra no lo era tanto. Hablaba de la rutina de un joven que se levantaba con un terrible vacío existencial. Hablaba de sus desayunos en el bar en mañanas soleadas. Hablaba de los cómics que leía, de lo mucho que le gustaba el fútbol y hasta de los goles que veía por televisión. Hablaba de ir en moto hacia ninguna parte y de cómo el recuerdo de un viejo amor volvía de vez en cuando como si fuera un fantasma. Hablaba de las pequeñas cosas que soportaban grandes desgracias. Hablaba de los bares de siempre. Hablaba de droga. Hablaba de la ausencia y del vacío. Hablaba del demonio de los días. Estaba hablando de mí.




Contexto original - Secretolivo. 

domingo, 9 de febrero de 2014

Fuego

Eran las 5:30h de la mañana cuando unas voces me despertaron: "¿Hay alguién ahí? ¿Pueden bajar? Salgan, salgan, rápido.". Estábamos en la habitación de una casa rural en San Pere del Pescador, Girona. Desde que comenzó el incendio hasta que el agente de policía nos despertó, nadie nos avisó de lo que estaba sucediendo fuera. Dormíamos a pierna suelta. El humo había nacido una hora antes antes en un almacén destinado a guardar ropa y materiales donde imperaba el desorden. El encargado no llamó a los bomberos a la espera de dominar lo incontrolable. La dueña, que recibió una llamada, tampoco lo consideró necesario. Nuestra habitación yacía al otro lado de la casa, en el segundo piso. Me desperté aturdido y pregunté: "¿Qué sucede?". "Fuego", dijeron desde fuera.

De un salto abrí la puerta y el olor a humo invadió la habitación. "Sol, un incendio, ponte algo, date prisa". Abrí instintivamente la puerta que daba a la azotea, con el fin de habilitar una salida por si el fuego ascendía. Aún no sé si fue inteligente o todo lo contrario. Por suerte, podré tratar de averiguarlo. Me ponía la sudadera cuando un chaleco amarillo irrumpió de la habitación. "Corran, salgan, salgan". Salimos, pero no se veía nada. El ambiente era tóxico. Ninguna indicación nos condujo a la salida, así que usamos la brújula de la memoria. Íbamos descalzos, Carmen en bragas y yo en calzoncillos, a tres grados en el exterior.

Fuera, todos los clientes esperaban aturdidos. Habíamos salido los últimos y éramos los únicos sin ropa. La polícía preguntaba al encargado cuánta gente había en la casa, "diecinueve", decía, "no, no, diecisiete", "¿Seguro?", replicaba el agente, "sí, creo que sí, puede ser". En poco tiempo, todo parecía controlado. Los bomberos son como Lobezno, los mejores en lo que hacen. Una pareja de nuestra edad nos habilitó la parte trasera de su coche y nos dejó una manta. Los huéspedes ya elucubraban dónde habían nacido las llamas y porqué. Un cigarro, un descuido, una negligencia. La ira se cernía contra un encargado que confundió la confianza con la incompetencia. El día anterior había estado celebrando el cumpleaños de su mujer con tres amigos más y una botella de whisky en la mesa.

Según nos contaron otros huéspedes, fueron los más perjudicado. Al principio no lograban salir de su habitación, escondida hasta la vergüenza en un rincón de la casa. Luego salieron tragando más humo que nadie. Al final, entre unas cosas y otras, acabaron vomitando. En el sector servicios, un descuido puede ser fatal. Una suma de ellos, mortal.

Lo comentábamos al volver a casa en el coche de un matrimonio catalán, ambos profesores, que nos daba más pena que rabia este susto, que ese era un oficio para estar siempre al pie del cañón, que la vida es muy puñetera y no te puedes relajar, pues no sabes lo que espera a la vuelta de la esquina. "Este era un regalo de nuestras hijas", nos cuentan. "¡Pedirle responsabilidades", dije, por ir relajando la situación. Aunque sólo nos relajamos ahora, ya en casa. Carmen duerme y me da la sensación, otra vez, de que la vida es como el juego de plataformas de una consola antigua, donde el protagonista va saltando obstáculos, cambiando de paisajes y superando adversidades, calculando lo que le queda de vida, hasta llegar a un final feliz. Algo que sólo alcanzan los que tienen el vicio de vivir.





En los medios.

lunes, 3 de febrero de 2014

Cabrero

cabra para el cabrero
Foto de Brayan Zapata

A José Domínguez, el Cabrero

José, el niño lleva un tiempo muy raro. ¿No lo ves cantar cuando se lleva las cabras, que más que cantar aúlla como el que tiene hambre de vivir? Yo siento su paso dejar la huella en el camino, el pasto respetando sus botas, el vino susurrándole demonios y animándole a seguir pensando que esta vida es muy corta y queda tanto por sentir.

Yo escucho la tierra gritar en fandangos que ya no está paquí y ha llegado el momento de marcharse. Lo que jeringa en los árboles no es normal y no porque lo diga yo, ese verso quebrao de libertad, esa verdad cosida al cuello, ese sello que nos viene a anunciar su huida.  El niño sube al monte a decirle al mundo que lo va a bañar en justicia José, este niño, qué vamos a hacer que se nos va.


lunes, 27 de enero de 2014

Muchacha

A Federico García Lorca
Viena de noche, de J. A. Alcaide.
Foto de J. A. Alcaide

En Viena hay mil muchachas pero yo solo miro a una. Después de clase, la luna mece tu cintura haciéndome prisionero de la noche, mientras un coñac y yo observamos por la ventana. Los transeúntes me toman por un enfermo, pero solo estoy enfermo de amor. Tu baile me protege del frío, tus pisadas me hacen soñar que el camino existe.  Han pasado tantos días que he olvidado cómo vine a parar aquí. Ni siquiera sé qué vine a estudiar o a quién perseguía antes que a ti y hace siglos que los libros son de mármol. Ahora sólo me interesa verte bailar y por accidente, el baile. El vienés es el tiempo experto, y el lento es el vals inglés. He aprendido sufriendo, viendo cómo otros te manejan a su voluntad y tú correspondes con esa sonrisa etrusca. Tu cuerpo es como una ola buscándose los talones. Mis labios la duna que nunca te vino a buscar.

Tras el reflejo te veo bailar el vals, el viejo vals de los que viven lejos, y mueves tus pies como quien del mal huye y fluyen tus pasos adelante y atrás, qué hermoso vaivén de notas, qué compás, cómo brota mi corazón del pecho, cómo he hecho para irme ahora a derrumbar. Yo no esperaba que el amor me corrigiera el paso, ni que el suelo raso me haga sentir un gusano deseando el vuelo. Yo no esperaba ansias ni anhelos y sin embargo estoy aquí, bebiendo por ti mi dulce condena, viendo las noches de Viena pasar.




Contexto original - Secretolivo

lunes, 20 de enero de 2014

Pregúntale al aire



Pregúntale al aire. Relato de Javier López Menacho inspirado en El Torta. Foto de Pablo Cabrera
Foto de Pablo Cabrera


Y entonces me di cuenta. El viento me estaba hablando de ti, eran susurros que dejaba el aire allí donde la calle y yo éramos testigos principales. Cada vez que sale y se levanta, y aquí lo mismo viene de poniente que de levante, me dice algo diferente. Que estás poniéndote guapa para salir, que ya has dejado de ir a la peña de siempre y sonríes como nunca, que los dientes te salen a relucir cada vez que bailas al son de la hoguera, que ya no es como antes que parecías una muerta en vida, que ahora tienes pegada en la frente la vida esta que me ha traído el sufrir, que los lunares te dibujan el vientre y la voz, que la gente no cesa de aplaudir cuando vas por soleares. Y este viento sigue llorando soledad cada vez que a Santiago le come la noche, echándome en cara cada una de mis faltas, preguntando en voz alta cuántas veces te perdiste en las cosas del sentir. ¿Cuántos miedos les has robado al sol y al mar? ¿Por qué mientes el lugar de la verdad y recuerdas lo malo solamente? Este viento no me deja ni un respiro, allí donde miro silba tu ausencia, y pido al cielo volver a la inocencia del niño que las calles patea, y librarme así la angustia de mi corazón en llanto, que late su pena por las barras de los bares.




Contexto original - Secretolivo, revista de cultura andaluza contemporánea.

sábado, 4 de enero de 2014

El año en el que viví peligrosamente


Acaba de irse, así sin más, el año más intenso de mi vida. Vino aquel uno de enero a ponerlo todo patas arriba y se va ahora con ese aire inocente, como si no se hubiera apoderado temporalmente de mis sueños, mis deseos, mis demonios y frustraciones haciendo de ellos un cóctel violento que he ingerido como en esos cómics donde un accidente termina cambiándolo todo.
Ha sido un tiempo de alegrías y de penas, el más dulce y cabrón de los coleccionistas de momentos, el alambre donde he estado haciendo equilibrio a un solo paso del orgullo y del miedo. 

Me ha pasado de todo. Me publicaron el que espero que haya sido –tan sólo- mi primer libro, me convertí en el Precario y conocí el mundo de los medios de comunicación y el olor de sus entrañas, sentí su fétido aliento, su peligrosa promesa de grandeza y sus más míseras miserias. Por otro lado y casi al mismo tiempo, fuí testigo directo del drama familiar de mi pareja, que aún así ha sido, y es, mi bastón y mi red, la manta que me abriga el frío, la mejor de las buenas compañías.

Cambié de trabajo, y con ello, cambién también mi ánimo, recuperando el autoestima y viéndome capaz de todo, tan capaz que terminé sobreestimándome, viviendo a mil por hora, haciendo de todo pero sin hacer nada, perdiéndome en el laberinto de las dudas como un niño que sale del colegio y se ve solo, engullido por un horizonte tenebroso. Y es casi una ofensa hablar de soledad en un año donde mis amigos han sido tan significativos, si la calidad de un hombre se mide por sus amigos, yo debo ser un buen hombre. También se han unido muchos al barco personas que regurgitó el pasado y otras que estarán en el futuro. Cuando lo del libro, me sentí capitán en altamar hablando un poco por todos. Por eso siempre digo, que el libro es de todos, porque verdaderamente lo siento así.

También cambié de casa y pasado los treinta, por fin, me independicé. Pasé de vivir con cuatro o cinco personas a hacerlo solo. Recuerdo la primera vez que cerré la puerta y me atrapó el silencio. Enseguida supe que ese silencio era lo más parecido a la calma que me iba a suceder este año y que iba a sustituir a la música. Este año, la música ha sido el silencio.

Entre tanto, la vida literaria me ha alejado más que nunca de la literatura, una paradoja fácil de intuir. He conocido personas sabias, generosas y humildes, cuya sola presencia me hacían crecer. Para mí, los superhombres modernos nunca se siente héroes. Supongo que algún día revertirán en mis escritos. También conocí algunas personas desesperadas y mezquinas que se venden por un puñado de dólares, macarras de la moral y guardianes de lo ajeno, pero son los más fáciles de olvidar. Sólo espero no sorprenderme nunca siendo uno de ellos. Además, llevo tiempo sintiendo que he perdido la sana costumbre de escribir por el simple placer de hacerlo –aunque el proceso incluya grandes demonios-. Quiero volver a hacerlo con ese ímpetu que acostumbraba, sin descanso, para la gente pero sin pensar en la gente, entregándome a la historia y alejado del murmullo de la industria. Quiero sentirme las letras por dentro, brotando por mis poros hasta alcanzar el folio en blanco. Quiero volver a las catacumbas. 

He acabado el año exahusto, psicológicamente agotado, laboralmente estasiado y personalmente, en paz. Lo hice al lado de mi familia y luego con los amigos al lado del mar. Hay lugares perfectos para renacer. Allí comprendí que mis bienes más preciados ya los tenía antes del 2013 y que este 2014 me vale con mantenerlos, que lo bueno ha sido una consecuencia y lo malo una prueba de fuego más en este camino de trampas que es la vida. Vuelvo a Barcelona, Carmen duerme en el sofá  y el silencio se adueña del piso, y entonces, siento la certeza de que he recuperado el rumbo. Mi rumbo que es no tener rumbo. Me siento más Javi que nunca.