A José Domínguez, el Cabrero
José,
el niño lleva un tiempo muy raro. ¿No lo ves cantar cuando se lleva las
cabras, que más que cantar aúlla como el que tiene hambre de vivir? Yo siento su paso dejar la huella en el camino,
el pasto respetando sus botas, el vino susurrándole demonios y
animándole a seguir pensando que esta vida es muy corta y queda tanto
por sentir.
Yo escucho la tierra gritar en fandangos que ya no está paquí y ha llegado el momento de marcharse. Lo que jeringa en los árboles no es normal y no porque lo diga yo, ese verso quebrao de libertad, esa verdad cosida al cuello, ese sello que nos viene a anunciar su huida. El niño sube al monte a decirle al mundo que lo va a bañar en justicia José, este niño, qué vamos a hacer que se nos va.
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