A Wallada Bint Al-Mustakfi
Córdoba, 994-1091
Córdoba, 994-1091
Mi medio poema sigue esperando su
infinito* mientras, esclava de tus versos, agoto la fuerza de remar
desde el otro lado. Esta maldita costumbre de ser siempre dos obliga a vivir bailando con una promesa rota. Lo confieso, me sorbe el espíritu.
Y en el antifaz de tu mirada ya no queda
un atisbo de mí. Tú, mi salvación y mi condena. Te busco en esta
Córdoba que se pisa el horizonte y te encuentro acompañado de quien
cosía mis guirnaldas. Hay algo perverso en la traición que choca con las
paredes de la libertad. Mi plan es ser tu eclipse hasta que las lunas dejen de entrometerse entre los dos.
He formado tantas mujeres en el arte de
amar y en la caligrafía de la resistencia, que ahora se resisten a vivir
bajo el dictado de lo ajeno. Se han apropiado del coraje prestado y es
señal que van por buen camino. Como profesora estoy orgullosa, como
cómplice, siento la daga alcanzando mi vértebra de la venganza. Hablar de la libertad es cargar sus contradicciones y ahora me toca pagarlo.
Escribir es garabatear los susurros del alma.
* En la Córdoba Andalusí los poetas completaban los poemas de otros poetas en sus reuniones.
* Para entender la historia.
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