Desde su habitación, escuchaba el temprano zumbido de sus
padres trasteando por la cocina, e imaginaba cómo iban a regañarle cuando le
vieran con esas pintas. Peor aún sería en el trabajo, cuando apareciera así de
incapaz, o en el grupo de amigos, donde se convertiría en un auténtico
hazmerreír. ¡Qué desdicha ser hoy un ser humano! De nada le serviría tener
tanta fuerza si no sabía dónde dirigirla. Y más le valía ser fuerte pues la
vida iba a tornarse más dura que nunca ahora, que vivía siendo hombre viviendo
en un mundo de cucarachas.
*Basado en un tweet de Halura.
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