miércoles, 6 de noviembre de 2013

Los sueños rotos

Cuando el niño, que había jugado toda su vida en el portal del edificio, vio como sus amigos desaparecían poco a poco, y no tenía vecinos a los que importunar, ni timbres para llamar y salir corriendo, y ya daba igual que un balón rompiera una ventana porque nadie iba a venir a perseguirlo, cuando sintió que los edificios eran como el cementerio al que iba a ver al abuelo y a través de las ventanas sólo se veían los retales de sueños muertos, se preguntaba cuál era el juego ahora y qué se dedicaban los mayores todo el tiempo que estaban ausentes.

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