miércoles, 15 de febrero de 2012

El show de las palabras

El malabarista de palabras llegó exultante al circo, dispuesto a mostrar los trucos con los que asombraría al mundo. Se veía ya recitándoles sílabas modélicas, su espectáculo matemático de esdrújulas, el frenesí de su aguda canción de salón, la llana amalgama en los bíceps de su oratoria. Pero el director frenó tajantemente su ímpetu: cómo se le había ocurrido atraer así al gran público, estaba loco o qué, si a la gente no le interesa involucrarse sino todo lo contrario, les interesan los fuegos de artificio, todo lo que les evada del miedo, lo que consiga rescatarles de lo que está pasando ahí afuera, un oasis en medio de la miseria, precisamente el lugar donde las palabras carecen de sentido.

3 comentarios:

  1. Al gran público no, pero somos muchos los que nos involucramos y comprometemos, los que no nos gustan los fuegos de artificio y el entretenimiento barato, y por eso no vamos a este circo. Y también creemos que las palabras tienen mucho sentido bien usadas. Y no por esto, perdemos la alegría de vivir, mantenemos un miedo imprescindible y soñamos con utopías. Abrazo de tu seguidora fiel.

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  2. Por eso especifiqué lo de gran público. Intenté combinar las esdrújulas, las llanas y las agudas como si estuviera haciendo malabares. Era más un juego, una prueba de palabras, que un alegato. Aunque también quería hablar del desprecio por la palabra.

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  3. Ay que torpe soy, no lo había notado. Releyendo me he dado cuenta del juego de palabras. Es que a ustedes los escritores, los humanos simples a veces no los entendemos, y entonces deben explicarnos :)

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